LENGUAJE INCLUSIVO

LENGUAJE INCLUSIVO

Lenguaje inclusivo para la integración social de las personas con discapacidad

El lenguaje cotidiano, periodístico o académico nunca es neutral. Lo dice todo sobre los prejuicios y los valores humanos de aquellas personas que hablan o escriben.

Mediante el lenguaje no inclusivo se pueden crear realidades paralelas ficticias y negativas que marginen a las personas con discapacidad. Este modo de expresarse discrimina, juzga y define a partir de prejuicios personales y valores culturales y sociales negativos para terceras personas o colectivos determinados, sean o no minorías reconocidas legalmente en la sociedad.

El lenguaje inclusivo debe ser no sexista, correcto, respetuoso y consensuado. Todas las personas somos únicas e irrepetibles. Sin etiquetas. La discapacidad solo es una faceta más en la personalidad de un ser humano concreto. Nada más.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU recomienda el uso del término compuesto “personas con discapacidad” para referirse a cualquier persona que presente algún tipo de discapacidad intelectual, sensorial, orgánica y/o física. España está adherida oficialmente a tal convenio. La discapacidad se tiene pero no es una esencia: no se es discapacitada o discapacitado.

Están desaconsejadas las expresiones mutilado, tullido, retrasado, disminuido, minusválido, inválido, paralítico, deficiente, anormal, similar, loco, demente o de similar naturaleza. Incorporan un menosprecio obvio y evidente, con o sin intencionalidad por parte del hablante o aquella persona que redacta cualquier clase de texto. Todas las palabras mencionadas, tanto en femenino como en masculino, reducen el valor de las personas a las que cita de manera global o particular.

Como norma general “persona” siempre ha de ir delante de cualquier expresión relacionada con la discapacidad. Vale también hablar de grupo social o grupo de personas.

Las descripciones que usan verbos o palabras tales como sufrir, padecer, condenado, postrado, afectado o víctima tampoco son recomendables.

Existe también consenso en rechazar palabras, términos o expresiones vinculadas a la presunta heroicidad de las personas con discapacidad. Este grupo de personas son normales. Tan normales como las personas sin discapacidad.

Por lo que se refiere al lenguaje no sexista lo correcto y adecuado es utilizar determinantes inclusivos (alguien, cualquiera), impersonales (que, quién) y genéricos abstractos (gente, humanidad, personas, población).

La norma genérica a seguir para un buen uso del lenguaje inclusivo no sexista es que todos los géneros, los binarios y aquellos contemplados en el movimiento plural LGTBI+, deben estar presentes en cualquier alocución o escrito que incluya referencias explícitas a las personas con discapacidad.

El uso de la @ y la x están reservados a las redes sociales y al habla coloquial o informal.

El lenguaje inclusivo es un derecho básico de las personas con discapacidad. No lo olvides jamás.

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