Sillas eléctricas

Libertad total de movimientos

Sillas motorizadas de interior o exterior, convencionales, plegables o ultraligeras.

Las sillas eléctricas permiten la máxima autonomía e independencia de la persona usuaria. Pueden usarlas cualquier tipo de personas, pero están especialmente indicadas para:

Personas con lesiones medulares graves (ELA o similares)
Personas ancianas
Personas con severas dificultades respiratorias
Personas con problemas cardiacos

Suelen fabricarse en aluminio o acero.

Existen innumerables diseños de sillas eléctricas. Podemos clasificarlas de la siguiente manera, aunque la mayoría de los modelos presenta características mixtas:

Convencionales: son más pesadas, muy completas y de grandes prestaciones. Accesorios desmonatables: batería, reposabrazos, reposapiés… Su peso oscila entre 30 y 40 kg
Plegables: ocupan muy poco espacio y son desmontables sin herramientas. Su transporte es sencillo y el plegado es rápido
Ultraligeras: fabricadas en aluminio y con batería de litio. Su peso va de 20 a 30 kg
Fijas: aportan gran estabilidad pero son menos adaptables a situaciones particulares concretas tanto de las personas usuarias como de los lugares a frecuentar (barreras arquitectónicas)
Todoterreno 4×4: para usar en entornos urbanos o rurales, montaña, playa, río y mar
Bipedestadoras: permiten el uso vertical con la persona usuaria de pie
Especiales: incorporan mecanismos o dispositivos extra como trepabordillos, aisentos reclinables, doble mando (persona usuaria/acompañante), joystick que se maneja con el mentón o la cabeza para personas con tetraplejía) y sistema de bipedestación incorporado para poscionamiento en vertical
Scooter: de 3 o 4 ruedas, desmontables o no

En general, una silla eléctrica es resistente, fácil de almacenar, de gran autonomía y de alta portabilidad en viajes (automóvil, tren, barco e incluso avión). En medios de transporte públicos es preceptivo preguntar a cada compañía sus condiciones especiales de viaje.

La velocidad estándar es de 6 km/h, aunque hay varios modelos en el mercado que pueden alcanzar hasta o más de 15 km/h.

Se comercializan tres tipos de baterías:

Batería de litio: pesan más o menos 4 kg y tienen una autonomía de 25 km
Baterías de gel y AGM (ácido/plomo): pesan entre 10 y 20 kg y su autonomía va de 15 a 20 km

Las baterías duran, más o menos y en función de su uso y adecuado mantenimiento, entre 6 meses y 5 años. La autonomía normal oscila entre 5 y 8 horas.

Toma nota de dos consejos simples para alargar la vida útil de tu batería:

Cárgala por completto y nunca la dejes a medias
Al menos, cárgala una vez a la semana

Las ruedas son macizas o neumáticas. Las macizas son muy resistentes y evitan los pinchazos, mientras que las neumáticas amortiguan mejor las tensiones e irregularidades del terreno.

Incorporan casi siempre dos tipos de frenado:

Frenos electromagnéticos: al ser accionados reducen la velocidad hasta la detención completa de la silla eléctrica
Frenos pasivos: funcionan en cuesta incluso con el motor apagado

Lo normal es que las sillas eléctricas no lleven luces de serie, sin embargo su instalación es más que recomendable.

Su limpieza y matenimiento es muy sencillo: pasa un paño con jabón neutro por toda ella, con cuidado especial de las ruedas. Jamás uses manguera con agua a presión ni detergentes químicos abrasivos.

Si no utilizas a menudo tu silla eléctrica cúbrela con una funda. La humedad, el frío y el calor excesivos pueden afectar al rendimiento del motor.

¿Silla de ruedas o scooter?

Depende de tus circunstancias personales. No obstante, debes tener en cuenta lo siguiente:

Las sillas eléctricas se menejan con tan solo dos dedos y los scooters precisan extender y mover los brazos a través de un manillar
Las baterías de las sillas eléctricas tienen más autonomía
Las sillas eléctricas son más pequeñas y compactas
Las sillas eléctricas permiten mayor accesibilidad a todo tipo de espacios y entornos

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